La prevalencia del glaucoma es de un 3% de la población general y según la OMS es la segunda causa de ceguera en el mundo
Un diagnóstico temprano evita la ceguera en el 95% de los casos
Los hospitales de la red pública de la Conselleria de Sanidad realizaron un total de 1.258 intervenciones de glaucoma a través de cirugía mayor ambulatoria en 2021: 692 en la provincia de Valencia, 524 en la de Alicante y 42 en la de Castellón. Por su parte, la FOM (Fisabio-Oftalmología Médica) realizó más de 300 cirugías.
El glaucoma es una enfermedad crónica del nervio óptico que, si no se trata, conduce a una importante pérdida de visión. Según la Organización Mundial de la Salud, es la segunda causa de ceguera irreversible en el mundo. Afecta principalmente a personas mayores de 40 años y a las que tienen antecedentes familiares de glaucoma.
La prevalencia del glaucoma crónico en la población general es del 3%. Lo padecen alrededor de uno 60 millones de personas en todo el mundo, de las cuales 8,4 millones están ciegas. En España hay más de un millón de personas que sufren la enfermedad, y el 50% de las personas que lo padecen no lo saben.
La importancia de la detección precoz
«Es muy importante sensibilizar de la importancia de una detección precoz», afirma Cristina Peris, directora médica de FOM. Este es el objetivo del Día Mundial del Glaucoma, que se celebra el 12 de marzo.
Uno de los principales factores de riesgo es el aumento de la presión intraocular. Esta hipertensión ocular puede generar pérdida del tejido nervioso que conforma el del nervio óptico, con la pérdida del campo visual de manera progresiva e incluso de la visión de manera irreversible.
Según Cristina Peris, «el mayor problema radica en que la hipertensión ocular cursa normalmente sin síntomas y el paciente sólo se da cuenta de la pérdida visual cuando la situación está muy avanzada, y la recuperación del campo visual y de la función del nervio óptico no son ya posibles».
Desde el comienzo del daño hasta que el paciente se da cuenta pueden trascurrir años. De ahí que «el diagnóstico y el tratamiento precoz son fundamentales para evitar el avance de la enfermedad», recalca Peris.
Diagnóstico y tratamiento
El tratamiento normalmente se realiza con colirios en gotas que disminuyan la tensión, y en casos más avanzados con láser y cirugía.
Un diagnóstico temprano evita la ceguera en el 95% de los casos. Para ello, hay que realizar un examen del nervio óptico y medir la presión ocular a través de una tonometría.
Para Peris, «la mejor forma de celebrar el Día Mundial del Glaucoma es consultar con un médico oftalmólogo.» En esta revisión el médico oftalmólogo realiza exámenes de la presión intraocular, fondo de ojo para analizar el nervio óptico, campo visual y pruebas fotográficas del nervio óptico como pueden ser la OCT (Tomografía de Coherencia Óptica).
La presión intraocular normal suele situarse por debajo de 21 mm Hg. En determinadas situaciones patológicas esta puede aumentar ya sea de forma aguda o crónica. Este aumento de presión provoca el daño del nervio óptico, lo que supone la pérdida progresiva de la visión periférica. En la mayoría de los casos esta alteración es gradual e indolora por lo que muchos pacientes no la perciben hasta que es permanente e irreversible.