El acto institucional, en memoria de los 72 vecinos fallecidos y homenaje a los héroes que trabajaron durante la pandemia, contó con la actuación del quinteto de cuerda del Conservatorio Profesional de Música Vicente Lillo Cánovas y del Estudio de Danza Mary Carmen Sereno.
La emoción, el arte, la música y la danza han rodeado el acto institucional organizado por el Ayuntamiento de San Vicente del Raspeig en el parque Lo Torrent para homenajear a los 72 vecinos fallecidos por la Covid -19, al personal sanitario, a las fuerzas de seguridad del Estado y a los profesionales esenciales que durante la pandemia prestaron su ayuda en primera fila.
El alcalde de la localidad, Jesús Villar, acompañado de los miembros de la corporación, de representantes de las instituciones, de la sociedad civil, inauguró el monolito del artista plástico de la localidad, José Cerezo, con el que “queremos representar el mayor de los reconocimientos hacia las víctimas de la pandemia y transmitir el apoyo a los familiares y amigos y reconocer el trabajo de los profesionales durante la pandemia”, afirmó el primer edil.los sanitarios y el personal de limpieza de los Hospitales y de los Centros de Salud, el personal de los supermercados, los farmacéuticos, los trabajadores y trabajadoras de la limpieza viaria y recogida de basura, los trabajadores sociales, los transportistas
Villar, junto decenas de vecinos y vecinas de San Vicente, ha recordado los duros días de la pandemia y ha recalcado que “esta obra de arte siempre nos acompañará y recordará que en los peores momentos salió lo mejor de cada uno: la solidaridad, la empatía y el amor al prójimo”. El alcalde ha reconocido y agradecido el enorme esfuerzo de sanitarios, policías, transportistas, trabajadores de supermercados, personal de la limpieza o comercios esenciales “trabajando en condiciones muy complicadas, pero sabiendo que con vuestra labor se salvaron vidas”.
Además, Villar ha reflejado su orgullo por la población de San Vicente y “la ola de solidaridad que inundó las calles del municipio, con comercios y empresas donando alimentos o materiales y grupos de voluntarios que se acercaban a los domicilios para entregarlos a aquellas personas que más lo necesitaban”.
El acto homenaje fue conducido por la concejala de Cultura y Memoria Histórica, Raquel Rodríguez, quien realizó un recorrido en primera persona de los días de la Pandemia, que describió como un “incierto campo de batalla”, en cuya primera fila se situaron profesionales esenciales y “tantas y tantas personas que no dudaron en dejar su miedo al lado y estar día a día trabajando para que todo saliera bien”, ha dicho. Personas, hacia los que la edil mostró “una eterna gratitud”, a la vez que destacó “la responsabilidad social que demostró la ciudadanía”.
La edil dio paso a José Cerezo, quién explicó que se trata de “una obra cargada de simbolismo en forma de mosaico policromático que representa a toda la sociedad”. Construida a base de teselas de colores trabajadas con la técnica del trencadís, facilita, según el autor, la creación de espacios y volúmenes que variarán en función de la luz. La obra se ubica sobre la base de las raíces de un árbol, “que emergen de la tierra, creando una simbiosis de la que surgen las emociones”, detalló el artista. Tras la inauguración del monolito, se vivieron los momentos más emotivos, mientras sonaban los acordes del IDIL·LI de Joan Albert Altisent y El cant dels ocells, a cargo del quinteto de cuerda del Conservatorio Profesional de Música, Vicente Llillo Cánovas, compuesto por María Asensi, Carolina Gómez e Isabel Aparicio al violín, junto a Gema Piedecausa, a la viola, e Inés Soler y Jezabel Giner al cello. El acto fue clausurado por el Estudio de Danza Mary Carmen Sereno