Es preocupante la deriva que está tomando el Partido Socialista en San Vicente. El contenido
de sus últimas notas de prensa, plagadas de constantes falsedades, faltas de respeto y salidas
de tono nos llevan a la triste conclusión de que el nerviosismo causado por la pérdida del
poder a nivel local inhabilitan definitivamente a este partido para ejercer una oposición seria y
responsable.
Por desgracia, comprobamos a diario cómo el PSOE hace tiempo que se ha echado al monte,
convirtiéndose en el principal enemigo de la pacífica convivencia, de la prosperidad y de la
libertad de los españoles. Y eso, sin mencionar sus casos de corrupción a nivel general, que se
contabilizan por millones de euros, ni sus sórdidas tramas.
Es un hecho que el Partido Socialista, a nivel estatal, está infligiendo un daño irreparable para
la pacífica convivencia entre españoles y para la propia democracia. A nivel local, este nuevo
papel del PSOE, digno heredero de aquel nefasto partido de Largo Caballero, partido que solo
rezuma odio y confrontación social allá donde deja su impronta, no solo se ha visto incapaz de
gestionar un municipio como San Vicente del Raspeig sino que pretende importar su estilo
bananero y zafio también a nivel municipal.
No solo nos referimos a la política de la mentira y el insulto constante, sino a su estrategia de
“tierra quemada” contra la ciudad, como cuando se queda solo en la oposición votando en
contra de la planificación de los contratos de servicios básicos para los sanvicenteros.
Vivimos, sin duda, momentos sorprendentes en los que la ejecutiva del partido cuyo (hasta no
hace mucho) Alcalde y actual concejal, está inmerso en un procedimiento penal, denunciado
por el propio jefe de los servicios jurídicos del Ayuntamiento, pide el cese del portavoz de
VOX, precisamente, por dejarles en evidencia (“amenazas” lo llaman) con su pésima forma de
actuar.
Creemos que lo habíamos visto todo, pero el PSOE de San Vicente nunca deja de sorprender