Estos días, hemos podido comprobar como desde esta sociedad patriarcal, se intenta convertir una fecha tan significativa cuyo origen es la lucha por los derechos de las mujeres en algo que no tiene nada que ver, puesto que no se trata de que nos feliciten, ni de que nos regalen flores, ni tampoco que se realicen descuentos en perfumes, cosméticos ni sesiones de belleza entre otros. Este año se cumplen 111 años desde que, en agosto de 1910, Clara Zetkin propusiera aquel primer “Día Internacional de las Mujeres” y 90 años, desde que otra mujer, Clara Campoamor, consiguiera la dignidad de ciudadanas, para las españolas en la Constitución de 1931 a través del reconocimiento del derecho al sufragio. Es cierto, que en todo este tiempo y gracias al movimiento feminista hemos conseguido muchos avances, pero desafortunadamente aún nos queda mucho camino por recorrer, puesto que es innegable afirmar que las mujeres no nos encontramos en una situación equiparable a los hombres en ninguno de los ámbitos.
Consideramos fundamental que no caigamos en las numerosas trampas que nos lanza esta sociedad androcentrista y patriarcal, llena de estereotipos, roles marcados y muy diferenciados y prejuicios discriminatorios y sexistas que perpetúan la desigualdad entre mujeres y hombres. Por ello, es tan importante el reconocimiento de la ardua labor que venimos realizando las mujeres, tanto en los espacios públicos como en los espacios privados.
Hoy, es un día para reflexionar sobre la larga lucha por la igualdad que sigue hoy en curso. Es un día para tomar conciencia de la indignidad y la injusticia que motivan esta lucha. Es un día para revindicar y rendir homenaje al valor, la fortaleza y logro de todas y cada una de las mujeres. Pero lamentablemente y a pesar de ser una fecha tan significativa, es otro día más en el que tenemos que seguir revindicando el verdadero combate diario que tenemos las mujeres para lograr nuestro reconocimiento y la tan merecida y necesaria visibilización. El reconocimiento y la visibilización, de tantas horas y esfuerzo, y no nos referimos únicamente al tiempo que se desprende de nuestras diferentes dedicaciones, sino del sobresfuerzo que nos supone en el día a día la condición de ser mujer.
Para ello, las administraciones públicas han de invertir mayores esfuerzos en promocionar la coeducación y la labor de concienciación y sensibilización ciudadana, ya que son claves para avanzar en el desarrollo de unas verdaderas y efectivas políticas de igualdad. Unas políticas, que entre otras, se han de expandir con el desarrollo de campañas y programas encaminados a romper los roles y estereotipos de género que contribuyen a perpetuar situaciones de desigualdad. Pero, más allá de las medidas normativas, es necesario que sigamos promoviendo el cambio de patrones culturales de la sociedad. Es necesario que toda la ciudadanía en todos los sectores sociales, seamos plenamente conscientes de que mujeres y hombres tenemos derecho a idénticas oportunidades, y que nuestra presencia enriquece todos los ámbitos de la vida social.
Largo es el camino, pero firme es la determinación de quienes día a día perseveramos en causa tan justa.
Área de feminismo de Podemos San Vicente