24 HORAS MINTIENDO, Comedia Musical de Francisco Alonso.

24 HORAS MINTIENDO

Comedia Musical en dos actos

Libreto de: Francisco Ramos de Castro (1890-1963) y Joaquín G. Monpou.

Música de: Francisco Alonso

Se estrenó en el Teatro Bretón de los Herreros, de Logroño, el 12 de Junio de 1947.

Nos encontramos con un enredo, que sigue enredándose con cada escena que trascurre. Todo ello lleno del mas hilarante humor que han podido escribir los autores del libreto. Aunque Lírica, nos encontramos con una Comedia Cómica.

Los Interpretes iniciales son el matrimonio formado por don Casto Luján de Lujón de la Lujanera y Sánchez del Pulgar y doña Casta Lacosta de la Cuesta y Gómez de la Palma, y las dos hijas del primer matrimonio de don Casto; Charito y Totó.

Las tres damas, con sus delirios de grandeza, traen por la calle de la amargura a donCasto. A tal extremo que, para figurar que veranean en las mejores playas den Europa, durante ese mes de obligadas vacaciones, permanecen encerrados en su piso.

Hasta ahora, el plan ha dado buen resultado, pero por esos avatares de la vida, en el presente año, se presentan en el domicilio de los Casto, el matrimonio argentino formado por don Fernando Póo y su joven y bella esposa, doña Laura, padres del novio deTotó.

Con tal inesperada visita, el matrimonio Luján se encuentra en una falsa posición, por lo que deciden hacerse pasar por la servidumbre de la casa e informan que los señores están ausentes por el obligado viaje de vacaciones.

El matrimonio argentino, deciden esperar el regreso de los Sres. Lujan de Lujón, en su propio domicilio y se instalan en la casa como si fuera la suya.

Esta situación da motivo a infinidad de números cómicos, que a su vez crean gran número de situaciones un tanto pícaras, ya que don Fernando Póo es un audaz mujeriego y busca la complicidad del presunto criado para asediar y requebrar a la presunta criada, que en realidad es la dueña de la casa y por tanto esposa del presunto criado, don Casto.

Hay que ver la cara que ponen los Castos ante algunas de las situaciones a las que ellos mismos han dado lugar.

Por si las situaciones no son suficientemente complicadas, a las puertas del pacífico hogar llegan; don Fileto Minglanilla y su esposa, doña Ramona. Don Fileto es el propietario de una gran tienda de ultramarinos próxima al domicilio de los Luján, por lo tanto proveedores de alimentos en la casa de los Sres. Luján de Lujón. A su vez, son padres de Ricardo, novio de Charito, la hija mayor de don Casto e hijastra de doña Casta.

Los Sres. de Minglanilla, siempre han sido contrarios al afán de presumir de los padres de la novia de su hijo Ricardo y contrarios, por razones sociales, a su noviazgo con Charito Luján.

Ya tenemos a todos los principales personajes reunidos y revueltos, por no decir aprisionados, en un mismo domicilio. Todos viven en una constante y continuamente renovada mentira tras mentira, creadas por los Sres. Luján de Lujón.

El matrimonio argentino, Sres. de Póo, no abandonarán el domicilio hasta que los Castos regresen a él, pero a su vez, estos no pueden regresar, ya que no han salido de su hogar.

Por su parte don Fileto, temiendo que la deuda que mantienen el matrimonio Luján con su almacén de comestibles, se verá incrementada por lo que consuman el matrimonio argentino durante el mes en que permanezcan en la casa, decide, junto con su esposa doña Ramona, hacerse pasar por los propietarios de la mansión.

De acuerdo a este plan de acción, vuelven a presentarse en el domicilio de los Luján, haciéndose pasar por ellos, con tal mala fortuna que al poco llama a la puerta don Carlo Lombardini, Capitán de Carabineros y amigo y vecino de los Luján de Lujón, a quienes había prometido cuidar de su vivienda.

El Sr. Lombardini acude a la vivienda preocupado por los ruidos y voces que escucha en un hogar que creía vacío.

Ya hemos llegado al momento álgido de esta disparatada comedia, no podemos llegar más lejos, sin volvernos locos, por lo que han de aparecer los novios de las dos agraciadas, aunque un tanto “aparatosas” hijas de donCasto, Charito y Totó.

Son por tanto, Ricardo y Fernando Póo hijo, quienes vienen a clarar la situación, restableciendo la personalidad real de cada personaje y dando un respiro a las carcajadas que el respetable ha mantenido de un modo constante.