Que la libertad y la izquierda no son buenos compañeros de viaje no es una cosa que pueda sorprender a estas alturas. Especialmente, preocupa la beligerancia del PSOE y sus satélites de EU-Podem y Compromís contra la libertad en todo lo que tiene que ver con la educación y la capacidad de decisión de los padres y los alumnos.
El PSOE ya mostró su radical oposición a la libertad de elección de centro educativo que terminaba así con la imposición que ligaba el centro al barrio o zona en el que residieran los alumnos, y la muestra ahora oponiéndose a algo tan fundamental como la libertad de elección de la lengua por parte de las familias.
Desde el Grupo Municipal VOX apostamos siempre por la libertad de elección de la lengua base, el idioma en el que los niños van a recibir el contenido didáctico que les va a instruir y determinar su futuro académico y, por tanto, futuro laboral. Este compromiso de VOX con la libertad ha frustrado la iniciativa socialista contraria a la libre elección de los padres presentada en el pleno municipal de febrero.
La concejal de VOX, Yolanda Iborra, ahondó en la idea de la libertad de elección de la lengua materna al manifestar que “Las familias tienen el derecho de elegir la lengua en el que quieran estudiar sus hijos, en castellano o valenciano, donde se sientan más ccómodos para expresarse, sin ser juzgados ni limitados por imposiciones externas”
También Yolanda Iborra, refiriéndose a la instrumentalización que siempre hace la izquierda de la lengua en aquéllos sitios en que gobierna, dijo que “Desde VOX, defenderemos la libertad lingüística de todos los ciudadanos, luchando contra cualquier tipo de imposición en las aulas que limite este derecho”, añadiendo que “Además, combatiremos el adoctrinamiento que se da en muchos áámbitos, garantizando que los niños y jóvenes puedan recibir una educación que respete su libertad de pensamiento y expresión”
En definitiva, frente a este nuevo ataque a la libertad lingüística abanderado por el partido socialista, el Grupo Municipal de VOX se planta y rechaza una propuesta que, a buen seguro, avergüenza incluso a muchos de los propios votantes de izquierda, los que también disfrutarán, por primera vez en la historia, de la posibilidad de elegir y ser protagonistas en la educación de sus hijos.
