1ª parte Zarzuela «Los Gavilanes»

LOS GAVILANES

Zarzuela en tres actos.

Libreto de.- José Ramos Martín (1892-1974)

Música de.- Jacinto Guerrero

Estrenada en el Teatro de La Zarzuela de Madrid el día 7 de Noviembre de 1923.

La acción se desarrolla en un pueblecito de Provenza, a mediados del siglo XIX.

El drama:

Juan, siendo joven, emigró a tierras americanas, a Perú, gracias a su constante trabajo reúne una fortuna, y ahora regresa a su aldea convertido en un rico y potentado indiano.

Cuando partió del pueblo, se llevó impresa en su corazón y en su mente la imagen de Adriana, joven de la que estaba muy enamorado.

Ahora que ha regresado, encuentra que aquella joven y hermosa Adriana que dejó, se ha convertido en una respetable señora mayor, viuda y con una hija, de nombre Rosaura.

Esta joven es la viva imagen que Juan conserva en la mente, de aquellos sus juveniles amores y deseos. Aquel primer amor por el que emigró para conseguir riquezas que ofrecerla.

Juan es atraído, no tanto por los juveniles encantos de Rosaura, sino por los recuerdos y nostalgias de su propia juventud, y sin ningún reparo la agasaja con asiduidad. Rosaura que está enamorada de un joven pescador, de nombre Gustavo, no comprende lo que pasa y ve frustrados cuantos intentos hace para romper esta situación.

Es una preciosidad el aria de “la flor” que Gustavo canta a su enamorada Rosaura mientras la entrega una flor, que es el símbolo puro que ambos jóvenes comparten, como testimonio de sus sentimientos.

Los vecinos de la aldea, critican la conducta de Juan y le afean su actuación para con una joven que podría ser su hija, llegando Gustavo a desafiarle.

Finalmente, Juan, reconoce su error y ve la imposibilidad de ese su amor juvenil, hacia la hija de la mujer que amó antes de partir y desiste, desengañado, de sus pretensiones.

Argumento:

Primer acto.-

Los pescadores salen en sus barcas a faenar en la mar, mientras que los que no salen, les despiden, ambos grupos cantan sobre los trabajos y labores del pescador.

Cuando los dos grupos se han alejado entra en escena un nuevo grupo compuesto por Juan, lugareño que hace años falta del pueblo, ya que emigró de joven a las Indias, al que siguen un grupo de indios portando su equipaje.

En este regreso a su pueblo, Juan nos canta un sentido:
«¡ Mi aldea !  –  ¡ Cuánto el alma se recrea  –   al volverte a contemplar!
¡ Mis lares,  –   después de cruzar los mares…»

Los aldeanos le dan una calurosa bienvenida y corresponden a su emocionado canto con igual sentimiento. Marcelo y Jorge, dos viejos amigos, le saludan efusivamente ya que pensaban, después de tanto tiempo, que había muerto

Juan se presenta en casa de su hermano, Camilo y conoce a la esposa de este, Renata, y a sus dos hijas, Emma y Nita. Todo es alegría en este encuentro familiar. Juan les entrega las joyas que para ellos ha traído, mientras les relata sus aventuras y desventuras. Las jóvenes se aprestan a engalanarse con los ricos aderezos y corren a mostrarlos a sus amigas.

Se encuentran las muchachas con Clariván, alcalde del pueblo y le cuentan sobre el regreso de su tío. El alcalde hace alarde de la gran amistad que les unía a ambos cuando eran jóvenes y una vez que se separa de las muchachas, marcha a la casa del indiano. También con este destino vemos a Triquet, sargento de la gendarmería. Ambos discuten sobre quien era más amigo de Juan, paran la discusión cuando Camilo les dice que su hermano pretende gastar mucho dinero para hacer mejoras en el pueblo. Como es de suponer, el alcalde se ofrece para administrar este capital.

Tanto Renata como Camilo, advierten a sus hijas la conveniencia de que rompan con sus novios, simples pescadores, dada su nueva situación económica y social.

Rosaura, hija de Adriana, de quien tan perdidamente enamorado estuvo Juan, descubre por los cuchicheos de las dos hermanas, el amor que la profesa Gustavo, joven y pobre pescador del lugar.

Ante las noticias del regreso de Juan, de su riqueza y de su intención de invertir parte de ella en hacer mejoras en el pueblo, todos los habitantes se reúnen ante la casa del emigrante para agasajarle, hay diversas peleas, rivalizando sobre la mayor o menor amistad que en su tiempo tuvieron con el joven. Juan les invita a beber y todos marchan a la taberna.

Mientras brindan y beben, Juan les cuenta que emigró en busca de riquezas para poder casarse con Adriana, ya que su madre, doña Leontina, no consentía que se casara con un pobre pescador

Cuando queda solo, escucha el canto que Gustavo dirige hacia la casa de Adriana, no es a ella a quien canta sino a su bella hija Rosaura. Ambas salen de la casa y al pronto Juan queda confuso, pues ve a la que amó como una mujer mayor y a su lado ve a aquella misma persona que recuerda en su corazón.

El reencuentro entre Adriana y Juan está lleno de la nostalgia de aquellos tiempos que no han de volver, Adriana le presenta a su hija Rosaura, de quien Juan no puede apartar la vista. Quedan en que por la tarde las visitará para hablar sobre aquellos viejos tiempos.

Segundo acto.-

Clariván, al frente de la banda municipal y Triquet con la banda de los gendarmes, compiten para darle una serenata al recién llegado, Esta rivalidad lo único que consigue es crear un confuso estruendo que no es del agrado de nadie

Mientras, Adriana se entera del verdadero motivo por el que Juan marchó a lejanas tierras, su corazón late emocionado. Hay un enfrentamiento entre Leontina y su hija ya que Adriana está conforme con que Rosaura se case con Gustavo, aunque este sea de pobre condición, mientras que Leontina pretende hacer con su nieta lo mismo que hizo con su hija, casarla con un hombre rico, sin importar la diferencia de edad o si existe amor o no.

Juan que se ha enterado de estas diferencias entre las dos mujeres, trata de ganarse la ayuda de la abuela, para conseguir sus propósitos de casamiento con la joven Rosaura.

Cuando en el pueblo se enteran de sus planes, todos le critican y le avergüenzan por sus intenciones. La fiesta organizada para darle la bienvenida, resulta un rotundo fracaso, máxime que Gustavo denuncia las maquinaciones de la vieja Leontina.

Tercer acto.-

Juan ha comprado las deudas que la familia de Adriana tiene y por este medio pretende obligarlas a dar su conformidad a la boda que pretende.

Rosaura acepta esta unión para evitar la ruina de su familia.

El alcalde y el sargento amonestan a Juan por su mal proceder, en el pueblo comienzan a llamarle “el gavilán”, ya que con malas artes se ha dado buena maña para cazar a la paloma.

Mientras Adriana confiesa a su hija que amaba a Juan y aún sigue amándole, a pesar del tiempo pasado. La ruega que le haga feliz. Estas confesiones hacen que las dos se vean inundadas en llanto.

Ante la inminencia de la boda, Gustavo propone a Rosaura que huyan juntos, la muchacha accede pero cuando van a partir son sorprendidos por Adriana, Gustavo la pide que recuerde lo que a ella la hicieron y que no consienta que se repita la misma historia con su hija. Adriana les da su bendición y autoriza su partida. En esta escena entra Juan que ha escuchado toda la conversación y les pide a los jóvenes que no huyan ya que él desiste de su desatinado propósito, libera a la joven de su compromiso y así podrá casarse con su amado Gustavo.

Tanto el libreto como la partitura de esta Zarzuela, han sido reconocidos, desde su estreno hasta nuestros días, como del más puro estilo zarzuelístico, de ello el resonante éxito cada vez que se ha representado.